Ya a estas alturas con tantos avances científicos demostrar la importancia de dormir bien, sería como cuestionar la sabiduría innata del cuerpo humano, ya sea en nuestra mente, nuestro metabolismo y nuestra forma física, el sueño tiene un impacto esencial en la salud. Pasamos casi un tercio de nuestra vida durmiendo, tiempo necesario para recuperar nuestras necesidades físicas y psíquicas.
Gracias al sueño, el sistema inmunológico se regenera. Este descanso le permite construir las defensas necesarias para luchar contra ataques externos. Además, el sueño permite que el sistema cardiovascular descanse. De hecho, mientras dormimos, nuestro corazón ralentiza su ritmo entre un 15 y un 20 % de media para ahorrar energía. Es una buena oportunidad para “reparar” nuestro cuerpo, incluyendo la regeneración celular en diferentes órganos, músculos. Esta relajación también se observa en los músculos que se relajan. Esta inactividad muscular le permite reponer un stock de energía para garantizar una buena condición física.
Sin embargo, nuestro metabolismo no permanece inactivo mientras dormimos. Aprovecha este tiempo de relajación para producir hormonas, en particular hormonas de crecimiento. Estos son esenciales en el desarrollo de los niños. También ayudan a desarrollar los músculos, huesos y cartílagos de los adultos.
Cuando dormimos, todo nuestro cuerpo lo aprovecha para recuperarse. El cerebro también obtiene muchos beneficios de esta fase. De hecho, sigue siendo activo día y noche, funciona permanentemente.
Cuando dormimos, toda la información y las emociones que hemos acumulado durante el día son clasificadas y organizadas por el cerebro. Este trabajo ayuda a consolidar nuestra memoria y favorece el aprendizaje. Cuando el sueño es más profundo, el sistema cognitivo lo aprovecha para eliminar las toxinas acumuladas durante el día. En resumen, una buena noche de descanso permite que tu cerebro se limpie solo para dejar espacio para nuevas actividades tan pronto como te despiertes.
Como hemos visto, la falta de sueño tiene un impacto importante en nuestro organismo. Dormir lo suficiente regenera las células del cuerpo y por lo tanto de la piel. En efecto, durante la noche, las células se limpian eliminando así las toxinas acumuladas durante el día. Las células de ADN se reparan en profundidad. Dormir mal es suficiente para interrumpir el ciclo de recuperación de la piel. Como resultado, se obtienen facciones marcadas, tez apagada, piel seca y envejecimiento cutáneo acelerado. Si quieres verte joven por más tiempo entonces dormir bien te ayudara a verte si no a sentirte más joven.